martes, 13 de octubre de 2009

Excursión a la ermita de la Virgen de Arraro


El pasado 26 de septiembre hicimos una excursión a un sitio que hace tiempo que teníamos en mente: la ermita de la Virgen de Arraro

Vista de la zona donde se encuentra la ermita


Los que allí nos congregamos para subir a las ruinas de la ermita, salimos a buena hora, ni muy pronto, ni muy tarde, con mochilas cargadas de ilusión, agua y buena comida.
A pie, desde las calles de Santa Cilia, subiendo por la cuesta del cementerio y el Saso, llegamos a la cadena, enfilando la pista que nos ponía en camino (ya de verdad) hacia nuestro objetivo. Un poco más adelante, siempre ascendiendo, encontraríamos la encrucijada bien señalizada que indica los destinos de las tres vías existentes.

















No teníamos prisa, así que cada uno a su marcha (todos juntos pero no revueltos, esto es, a una distancia prudencial el grupo de cabeza del furgón de cola) fuimos pasando las aproximadamente 2 horas que nos costó llegar a la ermita. El paisaje, abrupto en primera instancia, dio paso a más y más vegetación. Caminando, pudimos ver las laderas ocultas de la sierra, los bosques que se perfilan por ellas, los arizones y las rayadas de piedra.

A la entrada de la llanura que alberga las ruinas de la que fuera ermita, desplegamos el mantel y nos comimos con mucho gusto el almuerzo que entre todos llevábamos. Buen día, buena compañía y un marco espléndido... qué más se puede pedir.


Imágenes de cómo está la ermita de la Virgen de Arraro

Tras ver el estado en que se encuentra la que en tiempos fuera ermita (es impresionante ver como la vegetación convive con las piedras de las derruidas paredes y techos, formando una unidad) decidimos no deshacer el camino andado y volvernos por otra ruta, la que sube desde el embalse del Calcón.
Así que en dirección contraria, continuamos Sierra adelante, nuevamente entre frondosos bosques, topándonos con árboles más que centenarios, testigos mudos del paso del tiempo, con troncos de tal envergadura que no son capaces de abrazar ni dos adultos.



Uno de los impresionantes árboles que encontramos a nuestro camino

Bordeando el embalse del Calcón, nuestra excursión parecía ir tocando su fin. Un último repecho y salimos a la Tejería. Eran en torno a las 3 y media de la tarde.


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